Ganadería y Conservación de la Naturaleza

Naturaleza Pastoreada trabaja hacia modelos productivos sostenibles, es decir, su reto es la promoción de (eco) sistemas entendidos desde su gran complejidad, con sus frágiles interrelaciones. Esto significa que se aleja de la concepción de los ecosistemas y, por ende nuestro suelo, como meros espacios físicos en los que crecen alimentos.

España es el país de la Unión Europea con mayor superficie de sistemas agrarios y ganaderos de alto valor natural. Esto implica que gran parte de nuestro patrimonio natural depende de manera directa de la existencia de actividades agrícolas y ganaderas de baja intensidad.

Tenemos un millón de hectáreas de pastos de alto valor natural que se encuentran amenazadas por la escasa presencia de pastoreo. No hay duda de que el ganado es en este rompecabezas una pieza fundamental en la conservación de nuestro patrimonio natural. Pero esta pieza nunca podrá ejercer su función si no lo hace pastando de la forma y frecuencias adecuadas.

Por ello, Naturaleza Pastoreada propone considerar la actividad agraria en su conjunto, con las delicadas y numerosas interacciones de todos los seres vivos que están implicados. Y es ahí donde los beneficios del ganado que pasta sobresalen con respecto a cualquier otro modelo de ganadería: conservan biodiversidad, hábitats y formas de vida.

Estos son beneficios de los que no podemos prescindir como sociedad y que otros modelos productivos no ofrecen.

Los conceptos “ganadería regenerativa” o “pastoreo regenerativo” estarían en esta línea de trabajo de la iniciativa Naturaleza Pastoreada. El responsable de conseguir que esos herbívoros, hoy ganado, sean parte del equilibrio que antes llegaba de forma natural, son las personas: manejamos a los animales y tomamos las decisiones de dónde, cuándo y cómo pastan.

Un dato: en el último siglo se ha triplicado el número de cabezas de ganado y, sin embargo, ha disminuido el número de las que se encuentran pastando.

El pastoreo, la clave

Es decisivo que el ganado esté bien gestionado y para que realmente funcione el pastoreo que conserva y regenera naturaleza, necesitamos animales moviéndose muy juntos, de forma que pasten una superficie intensamente durante un breve periodo de tiempo, para después no volver a ese mismo lugar hasta haberse garantizado el descanso necesario del pasto.

Por eso, es imprescindible la figura del pastor o la pastora para la presencia de ganado en una cada lugar se realice de la forma más parecida a cuando eran animales salvajes para recuperar ese llamado “efecto manada”, es decir, que se muevan juntos y en periodos concretos. Es en esta perspectiva en la que Naturaleza Pastoreada trabaja teniendo en cuenta las características de cada territorio y de cada animal.

Cuando el ganado está bien gestionado, en tiempo y forma, deja estiércol en el suelo, alimentándolo para mantenerlo vivo y ayudando a descomponer la materia orgánica para que sea eficiente y se integre de nuevo. Cuando come, potencia el proceso de transformación de esa materia orgánica en nutrientes y permite que el ciclo continúe y cuando pisa, ayuda a semillar, actuando como tractores y sembradoras, como desbrozadora y como corredores biológicos.

Al final, los beneficios de un pastoreo bien gestionado son innumerables: cuidamos del lugar en el que se origina la vida y los alimentos, es decir, el suelo; producimos alimentos de alta calidad, con un valor añadido único; preservamos el futuro de los alimentos del planeta; generamos actividades económicas locales en torno al ganado (como industrias artesanas del queso o embutido); creamos alimentos únicos que aportan gran riqueza económica y cultural a nuestro país; mantenemos vivo el medio rural gracias al conocimiento, emprendimiento e innovación de personas dedicadas a la ganadería.