València (EFE).- Los humedales, antiguamente percibidos como focos de enfermedades, desecados y, en general, poco valorados por su aporte ecológico, podrían pronto servir a las empresas para compensar sus emisiones de carbono, pues estos ecosistemas, bien gestionados, son importantes sumideros de CO2. Los humedales, en la compensación de CO2, ya no son despreciados; ahora son aliados.
Así lo han afirmado a EFE investigadores de la Universitat de València involucrados en el proyecto europeo Life Wetlands4Climate, que ensaya las diferentes formas de gestionar los humedales mediterráneos para convertirlos en aliados contra el cambio climático, en lugar de emisores de gases de efecto invernadero que suponen cuando presentan mal estado.
El equipo liderado por Antonio Camacho, catedrático del Departamento de Microbiología y Ecología de la Universitat de València (UV), recoge muestras de las zonas húmedas para analizar en el laboratorio y comprobar la evolución en el potencial de emitir gases invernadero en un humedal concreto y así evaluar la efectividad de las acciones.
“Los testigos integran los primeros centímetros del sedimento donde están los microorganismos estratificados en distintas capas responsables de la emisión de gases”, ha explicado desde este equipo el investigador Carlos Rochera, mientras sujeta estas muestras -cilíndricos vasos alargados- que cuentan también con una columna de agua y una cámara de aire.
Los humedales en la compensación de CO2
“En función del tiempo de incubación en que nosotros dejamos las muestras acumular gases, lo hacen a una tasa más o menos estable, entonces conociendo ese tiempo podemos medir posteriormente la concentración de gas acumulada”, ha recalcado.
Parte de la dificultad de este ambicioso proyecto radica en atribuir la causa de la mayor o menor emisión de gases en un humedal, pues intervienen factores ambientales y de manejo.
Se trata, según Rochera, de prever cómo se va a comportar un humedal -por ejemplo, cuánto carbono podrá retener y cuánto metano podrá emitir- en relación a las diversas formas de gestionar el ecosistema, en diferentes condiciones y escenarios futuros, como aquellos de mayor temperatura y variabilidad de las precipitaciones.
Tampoco las actuaciones deberán ser las mismas para todos los tipos de humedal mediterráneo: de hecho, algo que el experto califica como “determinante” son “sus características de salinidad su hidroperiodo, lo que se refiere al tiempo del año en el que la cubeta está inundada”.
Otro factor clave es el estado de conservación que, cuanto mayor sea, según Rochera, más potencial tendrá el humedal de capturar y retener carbono.
“No entendemos la vida sin agua”
“Los seres vivos en sus procesos naturales fijan carbono y liberan carbono en formas de gases que provocan efecto invernadero, pero también son capaces de captarlos a partir de la atmósfera”, ha explicado, por su parte, Antonio Camacho.
El motivo por el que los humedales son sumideros de carbono -pero también potenciales emisores- es el agua, ha señalado.
“No entendemos la vida sin agua”,ha dicho, y “como la actividad biológica está ligada al agua y los humedales son un tipo de ecosistema ligado al agua -sea, de forma temporal o permanente-, éstos tienen un potencial tan grande, incluso mayor que la mayoría del resto de tipos de ecosistemas que hay en la Tierra”.
Así, esta iniciativa cofinanciada por la Unión Europea está actuando experimentalmente sobre estas zonas húmedas mediterráneas aplicando “determinados tipos de acciones que nos permitirá en unos años que los humedales puedan ser conservados o restaurados en proyectos de mitigación climática, de compensación climática”, ha detallado Camacho.
“Lo fundamental es reducir drásticamente las emisiones”, ha insistido el catedrático, pues, según la comunidad científica internacional, el mundo tiene que transitar a una economía totalmente descarbonizada y por ello es necesario “que las emisiones de gases de efecto invernadero se hagan cero lo más pronto posible, al menos los balances”.
“Esto nos ayudará a ir recuperando. Si no, no podremos hacerlo, ya que el ritmo de aumento de las emisiones y de generación de calentamiento es mucho más grande, que lo que pueden hacer todos los ecosistemas de la Tierra en su conjunto”, ha advertido.