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Consumir como estrategia de conservación

Acabamos el año con grandes retos en el horizonte para mejorar nuestra relación con la naturaleza y afrontar los retos ambientales a los que nos enfrentamos. Y en este camino, estamos todos como parte de la solución, en un camino lento pero seguro y conjunto: desde los conservacionistas a las distintas administraciones, pasando por supuesto, por los consumidores, todos tenemos nuestro papel en la estrategia de conservación.

Ahora, la Unión Europea propone una Estrategia Europea sobre Biodiversidad, que llegará a 2030, y que aborda la problemática de que estamos perdiendo cada vez más hábitats agrícolas de alto valor natural, estepas y humedales, con todas las especies asociadas a estos espacios. Por eso, es igualmente importante la Estrategia del Campo a la Mesa, ese intento por unificar un consumo más saludable con una producción agraria más sostenible y con un menor impacto sobre la biodiversidad y la emisión de gases defecto invernadero.

Pues bien, estas estrategias se alinean perfectamente con los dos objetivos principales de Fundación Global Nature a los que os proponemos que os unáis: la conservación de humedales y áreas esteparias y la promoción de una agricultura y un consumo más sostenibles. Porque nuestros proyectos incluyen acciones de promoción de producciones agrarias tradicionales, extensivas, que ayudan a mantener estos espacios, es decir, soluciones basadas en los mercados.

Es necesario interiorizar que los grandes aliados de estas estrategias no son solo las administraciones, que pueden ayudar a implementar propuestas legislativas o estrategias que emanan de nuestros proyectos, sino también los consumidores, los ciudadanos. Todo lo que se produce y todos los servicios que se ponen en el mercado se generan porque alguien los paga y es el consumidor el que hace política de conservación cada vez que decide qué consumir. Por tanto, en todos nuestros proyectos es muy importante contar con la colaboración de la población como consumidores, así como el de las empresas que comienzan a ver nuevos modelos de proyectos para poder, por ejemplo, compensar sus emisiones o su huella hídrica, a través de programas de conservación de humedales o de estepas como acciones muy diferentes a los tradicionales de plantar simplemente árboles.