Cuenta atrás ante el cambio climático: cinco años para evitar su efecto más devastador

  • El 6º informe del IPCC, que ha puesto de acuerdo a 234 científicos expertos de 66 países, arroja certezas como que el calentamiento global está causado de forma “inequívoca” por la actividad humana
  • El futuro del planeta depende de una transformación radical en nuestra relación con la naturaleza para evitar la ferocidad de las consecuencias, algo que pasa por cambiar nuestro modelo productivo y sistema económico

Las crisis conllevan, sin duda, grandes problemas, pero también implican grandes oportunidades. La ciencia ha dejado claro que la climática está causada de forma inequívoca por la actividad humana y que, aunque existen pérdidas irreparables, hay mucho por salvar.   Ser la causa del problema es la gran oportunidad, implica que podemos ser la solución, y el sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático* revela los puntos para conseguirlo: cambiar nuestra relación con la naturaleza para evitar la ferocidad de las consecuencias y una transformación urgente de nuestro modelo productivo y sistema económico.

La cuenta atrás empezó hace tiempo, pero aún tenemos cinco años para evitar los efectos más devastadores: muertes, pérdida de especies, desigualdad, sequías e inundaciones y más fenómenos meteorológicos extremos. Los ciudadanos podemos presionar, asumir la importancia de actuar y ser conscientes de que estas conclusiones son la voz de la ciencia poniéndose de acuerdo. Todo un hito: elaborado por 234 científicos de 66 países, con la contribución de 517 autores, con la revisión de más de 14.000 artículos científicos y comentarios de más de 78000 expertos y autoridades. El compromiso es exigir a nuestros políticos que sea la hoja de ruta científica para que tomen decisiones y cambiar el rumbo.

“El informe no deja espacio a los negacionistas y dice textualmente que es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra a un ritmo sin precedentes en al menos los últimos 2000 años”, explica la experta de Fundación Global Nature, Vanessa Sánchez.  “Otras de las grandes conclusiones más destacadas es que está afectando a todas las regiones del mundo pero de diferentes maneras”, añade.

Porque no sólo afecta la temperatura. El cambio climático está provocando múltiples cambios:  transformaciones en la humedad, en los suelos, en los vientos, la nieve y el hielo, en las zonas costeras y los océanos. La imagen del desastre será esta: en los próximos 50 años el Ártico se quedará sin hielo por completo, probablemente durante un mes de septiembre.

El objetivo es global y pasa por evitar que el calentamiento supere el máximo de 1,5 grados (lo pactado en el conocido como Acuerdo de París de 2015). La única forma de conseguirlo es que las emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono), empiecen a disminuir desde ya. 

Efecto multiplicador

La urgencia de pasar a la acción no es sólo que hay un punto de inflexión en un lustro, sino que, además, el tiempo juega en contra de las soluciones naturales con las que contamos. El calentamiento global trae consigo un efecto multiplicador que provoca que las consecuencias devastadoras sean mayores conforme aumentan las temperaturas. “Estamos en una situación en la que cualquier décima conlleva un aumento de las consecuencias de forma exponencial que, además, se retroalimenta. En forma de grandes lluvias, sequías y falta de precipitación, gotas frías, huracanes, ciclones, nevadas, calor y frío extremos”, manifiesta Sánchez. Ejemplifica este efecto “multiplicador” con el apartado de “Sequías agrícolas y ecológicas” del informe, definidas como la media anual de la humedad total del suelo en columna por debajo del percentil 10 del período base 1850-1900. La siguiente gráfica explica muy bien qué puede suceder si permitimos que la temperatura continúe aumentando:

Desarrollar estrategias de adaptación

Las medidas que se apliquen han de ser inmediatas, contundentes y a gran escala. Soluciones como nunca habíamos imaginado.  Reducir emisiones y, además, buscar alternativas para mitigar y adaptarnos.

“Claramente la intensidad y frecuencia de estas sequías será mayor cuanto mayor calentamiento global permitamos. Teniendo en cuenta que además la Región Mediterránea será una de las más afectadas por este calentamiento, estas conclusiones no sólo deberían reforzar la necesidad de hacer frente a esta emergencia climática y a reducir nuestras emisiones, sino también a desarrollar estrategias de adaptación al cambio climático, porque algunos de los impactos esperados ya están sucediendo”, continúa la técnica de FGN.

“Hay que trabajar en todos los frentes y buscar estrategias concretas. En FGN hemos desarrollado dos grandes líneas que tratan de proporcionar estrategias y claves para la adaptación al cambio climático en el ámbito local tanto del sector agrario (proyecto LIFE AgriAdapt) como del sector forestal (proyecto LIFE Soria ForestAdapt)”, añade Sánchez quien insiste en que “hay que actuar ya, para que estos sectores minimicen los riesgos”.

Soluciones limitadas

Los cambios en la naturaleza son lentos, incluso cuando se toman las medidas adecuadas y podrían pasar “entre 20 y 30 años hasta ver estabilizarse las temperaturas globales”. Pero si el cambio climático sigue su ritmo, también perderemos grandes aliados naturales en esta lucha, que verán mermada su capacidad. “El informe apunta que la proporción de emisiones de CO2 que absorben los sumideros de carbono terrestres y oceánicos es menor en los escenarios con mayores emisiones acumuladas de CO2. Esto viene a decir que cuanto más aumenten las emisiones, menor capacidad de sumidero tendrán estos ecosistemas”, puntualiza Vanesa Sánchez quien rescata esta gráfica:

Es necesario, por tanto, proteger y potenciar la capacidad de sumidero de los sistemas naturales. Los ecosistemas acuáticos como los humedales, son los más productivos de la Tierra por unidad de superficie, pudiendo ser grandes fijadores de CO”, pero también contribuyen en las emisiones globales de metano, sobre todo cuando están en malas condiciones . “Los humedales bien conservados pueden fijar gases de efecto invernadero y, sin embargo, si están alterados pueden convertirse en grandes emisores”, revela la experta, por lo que una línea importante es trabajar para conservarlos y potenciar su papel de sumideros. “Conocer más a fondo el balance de carbono de los humedales mediterráneos, así como el efecto que diferentes medidas de gestión y restauración tengan sobre estos balances, es el objetivo del proyecto LIFE Wetlands4Climate que FGN coordina y que tiene como socios a la Agencia EFE, la Fundación València Clima i Energia y el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València“, concluye Sánchez.

*Esta es la primera parte del 6º informe: La contribución del Grupo de Trabajo al Sexto Informe de Evaluación aborda la comprensión física más actualizada del sistema climático y del cambio climático, reuniendo los últimos avances de la ciencia del clima y combinando múltiples líneas de evidencia procedentes del paleoclima, las observaciones, la comprensión de los procesos y las simulaciones climáticas globales y regionales. En 2022 se esperan los informes del Grupo de Trabajo II y III que ahondarán en cuestiones como la vulnerabilidad, la adaptación y la mitigación del cambio climáto.

NOTA DE PRENSA

Fuente: Fundación Global Nature

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