Llamamiento a la COP29 para que integre los humedales como solución a la crisis climática
- Fundación Global Nature, como miembro de Living Lakes, insta al Gobierno de España para que incorpore la restauración de los humedales dentro de los Planes Nacionales de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático
- La red internacional formada por 130 organizaciones de unos 60 países, ha generado un documento sobre cómo la restauración de lagunas a gran escala puede “contribuir significativamente” a alcanzar el objetivo de 1,5°C
Los lagos y humedales representan una de las soluciones basadas en la naturaleza más poderosas para la mitigación y adaptación al cambio climático. A pesar de estar tremendamente infrautilizados en la actualidad, son sumideros de carbono muy eficientes en la lucha contra el cambio climático, que tienen la capacidad de almacenar entre tres y cinco veces más CO2 que los bosques tropicales. Además, como amortiguadores naturales, los humedales desempeñan un papel fundamental para reducir nuestra vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos extremos. Los humedales costeros protegen las costas de la subida del nivel del mar y las mareas y, junto con los humedales continentales, mitigan las inundaciones y las sequías regulando los flujos de agua. De hecho, Global Nature lo explica con la DANA de los últimos días: «Sin la protección de la Albufera, habríamos tenido que lamentar graves consecuencias en los municipios costeros de su entorno”.
Con motivo de la 29ª Conferencia de las Partes (COP29) que se celebra en Bakú (Azerbaiyán) del 11 al 22 de noviembre de 2024, Fundación Global Nature, como parte de la red de lagos Living Lakes, hace un llamamiento urgente para dar prioridad a la restauración de los humedales como solución climática estratégica. “Durante la COP volveremos a insistir a las Partes para que integren la restauración de los humedales en sus Planes Climáticos Nacionales, garantizando que se reconozca el papel vital de estos ecosistemas en la lucha contra el cambio climático”, afirma la responsable de políticas y cambio climático de Fundación Global Nature, Vanessa Sánchez.
¿Por qué necesitamos restaurar los lagos?
En un documento de posicionamiento respaldado por más de 130 organizaciones de alrededor de 60 países que trabajan en la conservación de lagos y humedales, Living Lakes sostiene que la implementación de la restauración de humedales a gran escala puede “contribuir significativamente” a alcanzar el objetivo de 1,5°C en el marco del Acuerdo de París. “Los humedales y lagos tienen un alto potencial de absorción de gases de efecto invernadero cuando se encuentran en buen estado de conservación y se gestionan eficazmente, y son una poderosa herramienta para hacer frente a los retos ambientales, climáticos y socioeconómicos. Por el contrario, los humedales pueden convertirse en fuentes de emisión de carbono si están degradados, lo que demuestra que la conservación, la gestión eficaz y la restauración de los humedales son soluciones eficaces y de bajo coste basadas en la naturaleza contra los impactos del cambio climático, incluida la escasez de agua”, asegura Vanessa Sánchez.
Pese a su potencial, el 85 % de los lagos y humedales están destruidos o muy deteriorados, según datos del IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas). “Debemos poner en marcha acciones audaces que reconozcan el inestimable papel de los humedales en la lucha contra el cambio climático. Dando prioridad a la restauración y conservación de estos ecosistemas, se puede dar un paso significativo hacia el cumplimiento de los objetivos climáticos mundiales y asegurar un futuro sostenible para todos”, afirma la responsable de políticas y cambio climático de Fundación Global Nature.
Invertir hoy para no tener que restaurar mañana
Un tema clave en la COP29 será la financiación, esencial para que los países reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y protejan vidas y medios de subsistencia de los crecientes impactos del cambio climático. “Un claro ejemplo lo tenemos en España, concretamente, el Parque Natural de la Albufera de Valencia ha actuado como una esponja frente a las inundaciones provocadas por la trágica Dana, permitiendo laminar un caudal enorme, que provenía de la desembocadura del barranco del Poyo. Sin la protección de la Albufera, habríamos tenido que lamentar graves consecuencias en los municipios costeros de su entorno”, asegura Antonio Guillem, responsable de humedales de Fundación Global Nature en Valencia. “La Albufera actuó de esponja, no sólo del agua también de los residuos, y ahora está gravemente contaminada y habrá que activar mecanismos para recuperarla”. Las organizaciones miembros de la red piden a las Partes que proporcionen una financiación climática mayor y más específica para la restauración de lagos y humedales, especialmente en los países en desarrollo, donde los humedales proporcionan servicios ecosistémicos críticos a las poblaciones vulnerables. Además, piden a la comunidad internacional que incluya mecanismos basados en la restauración de humedales en los mercados voluntarios de carbono como una solución que contribuye a mitigar y adaptarse el cambio climático al tiempo que mejora la biodiversidad.
Humedales como aliados en la lucha contra el clima, la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo
La conservación y restauración de los humedales no solo contribuye a hacer frente a la crisis climática sino que también está intrínsecamente vinculada a objetivos mundiales más amplios que abordan la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo, convirtiéndose en un componente clave en los marcos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Además, la Red de Living Lakes advierte que esta transición hacia una economía baja en carbono no podrá hacerse sin la participación de las comunidades locales y los pueblos indígenas que dependen de estos ecosistemas para su subsistencia y sus formas de vida. Y es que casi mil millones de personas viven a menos de 5 km de un lago, y en los países de Ayuda Oficial al Desarrollo la mayoría de ellas dependen del agua potable de estas aguas dulces. En 2020, 122 millones de personas dependían únicamente de fuentes superficiales de agua potable sin tratar en todo el mundo. Estas poblaciones corren un riesgo inmediato de exposición a enfermedades transmitidas por el agua, toxinas y productos químicos nocivos.
En resumen, Living Lakes insta a las Partes a incluir los lagos y humedales como una NbS esencial para mitigar y adaptarse al cambio climático, a fomentar una financiación adecuada para restaurar y mantener los humedales, y a incorporar las recomendaciones específicas descritas en el documento de posicionamiento dentro de los acuerdos de la COP29.