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Testan el uso de vacas para impulsar los humedales como sumideros de carbono

en Noticias 12 noviembre, 2021

La Fundación Global Nature, en colaboración con un ganadero local, ha apostado por introducir vacas en el Parque Natural Marjal de Pego-Oliva (Comunidad Valenciana) para testar cómo su pastoreo puede ayudar a la restauración y conservación de los humedales y reforzar así su potencial como sumideros de carbono.

Hace dos años, la fundación adquirió, con el apoyo de la financiación europea, 24 vacas y un toro de raza rústica y encargó su cuidado a Francisco Panella, criador de ovejas y cabras afincado en la zona, en la que hacía más de quince años que no se veían vacas y donde nunca antes se habían criado reses de carne, pues las que hubo en su día eran bravas.

El rebaño se introdujo “artificialmente” en el humedal, un paisaje dominado por cañas y charcas de difícil tránsito, con el objetivo de que su pastoreo ayudara a crear un entorno atractivo para aves palustres migratorias, como el del carricerín cejudo y otras especies amenazadas como el bigotudo, la buscarla unicolor o el carricerín real -proyecto LIFE Paludicola-.

Ante la buena adaptación a su nuevo hábitat, un oasis junto al mar en medio de urbanizaciones y asfalto, se incluyó la vacada en otro proyecto que busca evaluar la importancia como sumideros de carbono de los humedales, de los que se calcula que en España se ha perdido el 60 % debido, principalmente, a la acción del hombre, y cuyo ritmo de desaparición triplica al de los bosques -proyecto LIFE Wetlands4Climate (W4C)-.

Tras esa primera inversión, la explotación, que convive junto a plantaciones de arroz y naranjos, debe ser viable económicamente por sí misma de forma que el ganadero, que debe mantenerla como mínimo cinco años, no pierda dinero.

Así, las hembras que nacen dentro del rebaño se mantienen y los machos se venden para su consumo. El objetivo es que en dos años sume entre 60 o 70 cabezas.

La dificultad de introducir vacas en un humedal

“Las vacas están aquí gracias a dos proyectos de Global Nature y con el fin de aportar al ecosistema muchas cosas que se estaban perdiendo. Esto se estaba convirtiendo en un cañar y los caminos no se podían transitar”, ha relatado Panella durante un recorrido por el humedal en el que ahora pasta su rebaño.

“Fue alucinante introducirlas aquí. Cuando las trajimos, la que nos dieron… Eran vacas salvajes que estaban sueltas en la sierra. Era imposible acercarse a ellas, lo que corrían, increíble lo que nos hicieron padecer. Ahora son mansas, las hemos socializado”, ha explicado con orgullo.

“Nosotros ya pastábamos en la marjal con ovejas y cabras, pero cuando el agua está alta, ellas no entran ahí a pastar. Las vacas sí, aunque el agua les llegue a la barriga, ellas siguen”, según el ganadero, que ha añadido que están “muy contentos” con lo conseguido y que el proyecto está siendo un “éxito”.

Tanto así, que “nos están felicitado desde otros ayuntamientos y nos piden que vayamos”, ha enfatizado Panella, para quien convivir con la naturaleza representa una de las facetas de su vida.

Sin ayudas, la ganadería no sería posible

“En mi casa siempre ha habido ganado. Nos encanta el campo, lo respetamos y respetamos las costumbres de cada zona. Me siento orgulloso y agradecido de que me guste esto”.

“Si te gusta esto, lo disfrutas mucho. Ahora, como no te guste…. Aquí tienes que venir todos los días, sábados, domingos, el día de Reyes, el Navidad, el día del cumpleaños de tu hijo …”, lo que da una idea de la dedicación que implica este tipo de trabajo.

“El esfuerzo compensa cuando se está haciendo algo que te gusta. A nivel económico no compensa, cuando tengamos las 70 vacas, espero que sí”, según Panella, que ha lamentado que, tal cual está la ganadería, sin los proyectos “no compensaría tener las vacas aquí ni en ningún sitio prácticamente. No funcionarían las vacas, las ovejas ni nada”.

El humedal, un gran aliado en la lucha contra el cambio climático

LIF W4C persigue poner en valor el papel de los humedales como sumideros de carbono y reductores de gases de efecto invernadero en la atmósfera, actuando así como aliados en la lucha contra el cambio climático.

Cuando los humedales están en buenas condiciones de conservación pueden almacenar grandes cantidades de carbono, al igual que un bosque, mientras que su degradación provoca que pasen a emitir más CO2 del que fijan o que, incluso, liberen gases aún más nocivos por su potencial de generación de efecto invernadero, como óxido nitroso o metano, ha advertido el catedrático de Ecología de la Universidad de Valencia y director científico del proyecto, Antonio Camacho.

“Además, si los humedales se degradan, parte del carbono que acumularon cuando estaban sanos se liberará”, de ahí la importancia de restaurar y conservar los humedales de España, ha subrayado el científico.

Con el rebaño introducido en Pego se busca analizar el impacto de la ganadería controlada en los humedales y cómo el pastoreo ayuda a retirar una vegetación que de morir allí acabaría liberando CO2, ha explicado el responsable de Global Nature en la Comunidad Valenciana, Antonio Guillem.

Toda la vegetación que se retira de los humedales, ya sea gracias al pastoreo o con la ayuda de segadoras anfibias, se reutiliza en la agricultura de la zona como compost o para cama de los animales, evitando así el uso de otros materiales que generan gases de efecto invernadero en su producción.

Sumar al sector privado mediante créditos para compensar emisiones

Para sumar al sector privado a esta iniciativa, se estudia la posibilidad de ofrecer a las empresas que aporten fondos “créditos” por la compensación voluntaria de sus emisiones mediante un sistema de certificación auditado.

La idea es que una empresa sepa lo que cuesta mantener un área de humedal sano bien gestionado y cuántas toneladas de gases de invernadero compensará si invierte en ello.

“Así, los humedales pasarían a tener un valor económico y no sólo natural. Que una industria quisiera compensar sus emisiones invirtiendo en el humedal que tiene en la puerta de su casa, sería un éxito”, ha aseverado Guillen.

Un humedal costero “sano” como el de Pego puede acumular 800 gramos de carbono por metro cuadrado, el equivalente a 3 kilos de CO2 por metro cuadrado y año, según Camacho, quien ha insistido en que lo primordial en la lucha contra el cambio climático es reducir las emisiones, para lo que es imprescindible dejar de quemar combustibles fósiles.

En la actualidad, las emisiones medidas de los vehículos nuevos vendidos en España rondan los 127 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, según datos de la asociación de fabricantes Anfac.

NOTA DE PRENSA

Fuente: EFEverde. Redacción. Ana Tuñas Matilla

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