Global Nature trabaja con el sector agrario en una apuesta por la diferenciación de calidad
Fundación Global Nature lleva años trabajando con agricultores y ganaderos, con organizaciones agrarias y cooperativas de diferentes sectores en modelos de producción que permitan rentabilizar más su actividad haciéndolo a favor de la naturaleza. “Colaboramos en la exportación y venta de productos diferenciados. Hemos apoyado siempre a los agricultores en sus protestas contra las importaciones de baja calidad de fuera de la Unión Europea y con regulaciones ambientales y laborales muy inferiores a las exigidas en nuestro continente. Nos hemos opuesto desde hace décadas a la globalización en estas condiciones, siempre hemos apostado por el consumo de productos del territorio”, explica la entidad.
En esta línea, asegura que su trabajo de tres décadas es fomentar el consumo de productos locales, con prácticas agrarias sostenibles y a favor de una cadena agroalimentaria vinculada al territorio que genere riqueza económica y restaure la naturaleza, “ya que nuestro medio ambiente es imprescindible para seguir teniendo alimentos y si no lo tenemos en cuenta, es una huida hacia delante”.
En la actual Europa, con consumidores cada vez más informados y sensibilizados ante los retos ambientales, sociales y sanitarios, con un escenario de amenazas climáticas complicando el futuro, Global Nature tiene claro que la única salida para las producciones de nuestros agricultores y ganaderos “es una comercialización diferenciada en calidad y en seguridad, junto con la protección de especies y paisajes”.
Por ello, la entidad explica que está, ahora más que nunca, “unida a la defensa de este sector, fundamental, no sólo en nuestra economía sino también como estratégico para asegurar el abastecimiento de alimentos para nuestro país”.
Añade, en esta línea, que “rebajar las requisitos ambientales de las políticas agrarias supondría perder el valor añadido de nuestro producto frente a importaciones de terceros países en teoría de peor calidad. Con incentivos adecuados, realistas y adaptados a la realidad de cada territorio, agricultores, ganaderos y ciudadanos europeos podríamos seguir defendiendo este valor que ayude a la rentabilidad”.
Sin biodiversidad, no hay agricultura; sin agricultura, no hay biodiversidad
La mayor parte de nuestra biodiversidad depende directamente de los sistemas agrarios tradicionales españoles. Las últimas poblaciones de aves esteparias, de osos, de linces o de águilas imperiales, usándolas como ejemplo, dependen directamente de la conservación de los cereales de secano en rotación con barbechos y legumbres, de la ganadería extensiva en las montañas cantábricas o del Pirineo o de las dehesas del oeste peninsular.