El acuerdo de Montreal consigue un acuerdo ‘histórico’ para frenar una pérdida de biodiversidad olvidada y subestimada
Nuestra crisis climática abarca, además de la amenaza ya conocida del cambio climático, la acelerada pérdida de biodiversidad que está eliminando miles de especies y que fue el motivo que reunió a 195 países durante dos semanas en la cumbre sobre biodiversidad de la ONU, la llamada COP15, celebrada entre el 7 y el 19 de diciembre. Desde 2020 esperábamos tener un nuevo acuerdo y un nuevo marco derivado del Convenio de Diversidad Biológica (CBD) y tras 2 años de espera (este es uno de esos procesos que la pandemia demoró) hay acuerdo de esta COP15 y se ha tildado como ‘histórico’: El Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal. Los gobiernos del mundo han firmado este documento, pero ese ‘histórico’ está unido a que no es vinculante. Quizás, eso determine nuestro rotundo fracaso en el cumpliendo de sus objetivos. Un ejemplo de referencia se remonta a 2010, declarado Año Internacional de la Diversidad Biológica. Entonces teníamos las Metas de Aichi que hacían referencia a los objetivos que esperábamos alcanzar en 2020. Hoy, con 2020 en la mirilla, en este nuevo mundo post pandemia, podemos constatar que no logramos dichas metas. De hecho, hemos acelerado el ritmo de pérdida de biodiversidad.
Incumplido aquel objetivo a 2020, hoy, nos plateamos uno nuevo, esta vez a 2030: Proteger, al menos, un 30 % de la superficie del planeta para preservar la biodiversidad en 2030 (hoy un 7% de la superficie terrestre y el 10% de la marina están bajo). Este es el titular que esconde metas relevantes para el 70% restante del planeta, zonas en las que el objetivo es la producción y consumo sostenibles, especialmente apuntando a sectores como el agrario, pesquero o forestal. En concreto, lo más destacado de este acuerdo vertebrado en cuatro grandes objetivos y con 23 metas, pasa por la META 10 se dedica a este apartado e inlcuye conceptos como intensificación sostenbile.
La META 15 se dedica a la relación de la biodiversidad con las empresas. Multinacionales e instituciones financieras deberán supervisar, evaluar y divulgar sus riesgos, dependencias e impactos sobre la biodiversidad, a lo largo de sus operaciones, cadenas de suministro, cadenas de valor y carteras.
La META 19 habla de movilizar al menos 200.000 millones de dólares de los Estados Unidos / año para lograr los objetivos planteados por los 188 países firmantes, especialmente en aquellos más ricos en biodiversidad, pero menos desarrollados.
Pero su META 18 es aún más relevante pues entra en un aspecto clave, la reforma de los subsidios perversos. Los incentivos o subsidios perjudiciales para la biodiversidad (o incentivos “perversos”) son aquellas medidas o prácticas financiadas con dinero público que resultan en un comportamiento no sostenible con consecuencias perjudiciales para la biodiversidad. Normalmente, se trata de efectos secundarios no anticipados (ni previstos) de dichas medidas, diseñadas para lograr otros objetivos económicos, sociales, tecnológicos o políticos.
El nuevo acuerdo del CBD incluye “eliminar progresivamente o reformar para 2030 las subvenciones que perjudican a la biodiversidad en al menos 500.000 millones de dólares anuales, al tiempo que se aumentan los incentivos positivos para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad”.
El estudio Financing Our Survival: Building a Nature Positive Economy through Subsidy Reform. Brief for government and business decision-makers de Doug Koplow y Ronald Steenblik (2022) cuantifica en al menos 1,8 billones $/año (2% del PIB mundial) en subvenciones que impulsan la destrucción de los ecosistemas y la extinción de las especies. En otras palabras, el dinero público está financiando esa destrucción. La reforma de este dinero público es, pues, un asunto clave.
Nota: Cuadro 1 Los cálculos de subsidios perjudiciales en los sectores agropecuarios, silvícolas y pesqueros corresponden con la categoría “potencialmente perjudicial para la biodiversidad” de subsidios a la producción de la OCDE. Esta gráfica excluye otros entre $395.000 millones y $478.000 millones de dólares en subsidios para los combustibles fósiles.
Cuadro 2: Subsidios perjudiciales y flujos financieros globales hacia la conservación de la biodiversidad (estimaciones máximas, en 2019, en miles de millones de dólares estadounidenses). Fuente: Financiar la naturaleza: cerrando la Brecha de Financiamiento.