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El Charco del Tamujo: cómo medir y mejorar la naturaleza de un humedal

en Noticias 24 abril, 2024

Una antigua gravera ubicada en tierra manchega, concretamente, en el término municipal de Fuente el Fresno, en la provincia de Ciudad Real, se ha recuperado y es ahora un humedal en el que trabaja Fundación Global Nature, entidad referente del cuidado y conservación de estos ecosistemas. El objetivo es fomentar el potencial de la biodiversidad de este espacio, a través de diversas acciones que, además, permitirán monitorizarlo. Se trata del Charco del Tamujo que se extiende en 25 hectáreas. Además, la entidad pretende involucrar a la población para sensibilizar sobre los humedales y el gran valor de estos ecosistemas dentro de su línea de trabajo en la que defiende que cada humedal cuenta.

En este caso, Global Nature trabaja en su programa “La vida restaurada: Puesta en valor del espacio recuperado para la naturaleza tras la explotación de los recursos mineros en el municipio de Fuente el Fresno”, apoyado por la Convocatoria de Medioambiente y Desarrollo Sostenible de Fundación Montemadrid y CaixaBank.

Una de las acciones más importantes llevada a cabo, hasta el momento, ha sido el cambio de uso de suelo del humedal. El suelo del Charco del Tamujo estaba catalogado en el SIGPAC como “tierra arable” y Global Nature ha pedido una modificación del terreno para que sea declarada como humedal. “El cambio de uso de suelo es clave para proteger la flora y la fauna porque al ser declarado como humedal no se puede destinar a uso agrícola” explica Ángeles Pontes, técnica de Global Nature.

En la misma línea, se ha realizado la petición de declaración del espacio como “Refugio de fauna” a la Junta de Comunidades, con el principal objetivo de continuar con la integración paisajística y ecológica del humedal. Esto supondría para el espacio la capacidad de realizar actuaciones de mejora destinada al cuidado de especies en peligro, incluyendo la introducción de esas mismas especies de fauna e ictiofauna. “Gracias al trabajo de restauración previo durante varios años el terreno y las zonas húmedas que se han remodelado existe un gran potencial; se ha recuperado también uno de los brazos del Arroyo del Cortijo, que atraviesa la gravera y que supone la restitución del Dominio Público Hidráulico”, explica Pontes.

Reforestación

Además, se han plantado 850 plantas entre los meses de marzo y abril, tras un estudio técnico que permitido elegir las especies más adecuadas para los fines ambientales. “Se ha optado por plantar especies autóctonas y que ya estaban en este terreno como tomillo, romero, retama, jara, olmos, encina y coscoja”, detalla Pontes. “En esta misma línea, estamos preparando unos pósteres para crear hoteles de insectos, y esperamos que estas labores beneficies a insectos como los polinizadores, lo que nos ayuda a cuidar el equilibrio del ecosistemas y garantizar sus servicios ecosistémicos”.

En este contexto, el proyecto ha producido materiales divulgativos, como folletos, que permitirán seguir sensibilizando sobre la importancia de ecosistemas a través de este ejemplo específico del Charco del Tamujo. Para Global Nature “trabajar un caso único como este permitirá llegar a la población del territorio a la misma vez que crear materiales universales que muestren su valor”.

De hecho, ya se están desarrollando diversos talleres y actividades con colegios de los municipios más próximos como Fuente del Fresno, Los Cortijos, Malagón y Villarrubia de los Ojos.

Retirada de vallado

Una línea transversal a este programa es la adecuación del espacio. En esta primera fase se han retirado residuos como el vallado, lo que permite, además, crear un espacio natural y más seguro para el visitante. “Es importante que el humedal pueda visitarte, queremos que sea un valor para el territorio y sus ciudadanos, por lo que además se están allanado los terrenos y, en un futuro cercano, se mejorará el aparcamiento”, añade la técnica de Global Nature.

El valor natural del Charco del Tamujo

Para tener una línea base de diagnóstico completo sobre la biodiversidad existente y cómo las acciones que Global Nature implemente impactan en el estado del espacio, se están realizando también análisis de los invertebrados del suelo, los que se encargado de la descomposición de la materia orgánica del suelo. “Cuanto más rica sea la presencia de determinadas especies en el suelo, más sano es ese suelo y con más capacidad de realizar sus servicios ecosistémicos”, explica por su parte Beatriz Oliver, responsable de esta acción y técnica también de Global Nature. “Es una metodología que se realiza en diversos proyectos de nuestra entidad y que nos ayuda a tener datos sobre cómo ha evolucionado el suelo tras nuestra actividad y ver cómo el proceso de restauración de una cantera puede llegar a ser un ecosistema natural” añade.

En el Charco del Tamujo arrancó hace una década un proceso de restauración en el que se plantaron más de 12.000 ejemplares de hasta 24 especies diferentes de árboles y arbustos, con el objetivo de recuperación del monte mediterráneo y de zonas de ribera.

El resultado es un paisaje caracterizado por la sucesión de zonas húmedas protegidas por la vegetación palustre (eneas, carrizos y juncos) y un oasis de vida para decenas de especies animales como la nutria, el pato colorado, el porrón común, el rascón, el abejaruco, el carricero tordal o el pájaro moscón que han encontrado en la antigua gravera su lugar de refugio y reproducción.

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