Los Humedales de la Mancha se conocen menos que otros espacios protegidos de esta región, como Ruidera o las Tablas de Daimiel, aunque albergan numerosas especies raras y amenazadas y conservan hábitats ya desaparecidos en la mayor parte de la cuenca Mediterránea. Esta rica biodiversidad los convierte en únicos y los avala para estar protegidos dentro de la Red Natura 2000 (como Lugar de Importancia Comunitaria, y como Zona de Especial Protección para las Aves). Algunos han sido declarados Humedales de Importancia Internacional (también denominados Humedales Ramsar), y el conjunto que forman fue declarado Reserva de la Biosfera en 1980 por la UNESCO. Además de este reconocimiento internacional poseen figuras de protección nacional y regional, como reservas y microrreservas naturales.
Estos humedales esteparios proveen de numerosos recursos y servicios a las poblaciones locales y en su entorno se desarrollan actividades como la agricultura, la ganadería, la caza o el turismo. No siempre se ha sabido reconocer la importancia de estos espacios y el desconocimiento de sus valores ha llevado a la alteración de sus condiciones originales.
Llevamos más de 20 años trabajando en la restauración de estos humedales. Proyectos como el LIFE Humedales de Villacañas o el LIFE Humedales de la Mancha han logrado grandes resultados en hábitats muy representativos y amenazados de la estepa manchega, que son el foco de nuestra acción: los albardinares y las estepas salinas. Nuestra estrategia de restauración y conservación de estos humedales se apoya en especies migratorias como el carricerín cejudo o en su papel como sumideros de carbono.
Parte esencial de nuestro trabajo es la sensibilización e implicación de las poblaciones locales en la conservación de su biodiversidad y ecosistemas, potenciando los beneficios económicos directos que el uso sostenible de sus recursos proporciona. Su implicación es la clave para garantizar la conservación a largo plazo de los humedales manchegos.