Ejemplo y puesta en valor del humedal artificial el Charco del Tamujo

Los humedales artificiales son una solución valiosa para hacer frente a la crisis hídrica y climática actual. Desempeñan un importante papel como reservorios de agua dulce y brindan refugio a la vida silvestre. Un ejemplo es el Charco del Tamujo. Situado entre Cabañeros y las Tablas de Daimiel, este humedal manchego es una antigua gravera de 25 hectáreas reconvertida a espacio natural con un gran potencial para la conservación de la biodiversidad, la protección de los recursos hídricos y la mitigación del cambio climático.

Propiedad de Holcim, la empresa ejecutó acciones de restauración cuando cerró la gravera. Ahora, Fundación Global Nature toma las riendas de la conservación del Charco del Tamujo con el objetivo de continuar con su restauración, incluyendo la revegetación y la recuperación de especies autóctonas.

El proyecto de Global Nature pretende poner en valor la biodiversidad de este humedal a través de un plan de gestión que engloba la investigación, la conservación del espacio y uso público para el turismo de naturaleza. Para ello cuenta con el apoyo de la Convocatoria de Medioambiente y Desarrollo Sostenible de Fundación Montemadrid y CaixaBank.

Las primeras acciones del proyecto están encaminadas al cambio de uso de suelo y la puesta en marcha de trabajos de adecuación del humedal. También se está trabajando en el monitoreo de especies clave, aves e invertebrados, que permitan entender y fomentar el valor ambiental del humedal, creando canales de comunicación, charlas y foros, para conseguir la implicación de ciudadanos y entidades clave vinculadas al territorio, como el ayuntamiento de Fuente del Fresno. Otras localidades donde se van a desarrollar actuaciones por vinculación y proximidad al humedal son Los Cortijos, Malagón y Villarrubia de los Ojos.